LOS MUNDOS DE EDUARDO QUINTO Y VICTORYA

Eduardo Molina estudió diseño gráfico en el año 90 en Inacap, cuando la carrera era aún incipiente en el país y no existían muchas universidades y escuelas relacionadas con esta área. Hoy es un consolidado artista visual que en esta nota nos muestra su proceso creativo.

«Mi pasión siempre fue el arte enfocado en el dibujo y la pintura, sin embargo era necesario generar dinero para vivir, y el diseño era lo más cercano a mis propósitos como creador. Desde 1998 trabajo como director de Arte en agencias reconocidas a nivel nacional e internacional, como LOWE PORTA, PROLAM Young and Rubicam, McCann Erickson… He realizado campañas publicitarias y lanzamientos de marca para Chevrolet, Nestlé y Nescafé. Fui el creador de la imagen corporativa de Stgo a Mil y Cerveza Kross y he recibido premios de Publicidad en festivales de Santiago, Buenos Aires y New York», cuenta Eduardo a modo de introducción.

¿En qué ámbito desarrollas tus proyectos?
En 2013, cansado de la publicidad me retiro para entrar en mundo muy distinto conectado con la mística y la ciencia a través de mis estudios de Medicina China en la Escuela San Bao. En 2017 comienzo mis estudios de enología en la Universidad de las Américas. Así me muevo en estos distintos ámbitos y saberes, que se fusionaron en una alquimia muy personal reflejada en mis creaciones artísticas, lo que ha dado origen a distintos proyectos, como: «A través del Mandala», un viaje de colores y conexión con una dimensión espiritual; luego vino «Tea and flower», un juego onírico entre tés y rosas, donde el té forma parte de la materialidad en la creación de mis obras. Hoy en día trabajo en una serie de ilustraciones y carteles digitales llamado Victorya. Preséntanos tus fotos ilustraciones… Victorya es un concepto plasmado en una etiqueta que guarda en su reverso viñetas ilustradas y carteles relacionados con el significado de la vida hoy en día desde la óptica de mi alter ego, Eduardo Quinto, alimentado por experiencias de vida, cultura y paradigmas que conviven conmigo en el proceso creativo enfocado en el ámbito social y espiritual, sin caer en política ni religión.

La línea gráfica de Victorya se sustenta en una fábula simple que trata de un espíritu, que de acuerdo al autor, todos llevamos dentro. En su recorrido, haciendo una analogía a la vida se ve enfrentado a demonios internos como externos, además de climas adversos. En su camino, el espíritu busca una respuesta que descubre en su corazón plasmada a través de una rosa que, en un sentido místico, simboliza finalidad, logro absoluto y perfección. El final de este largo camino de aprendizaje y sabiduría es la corona inspirada en diversas creencias espirituales, como la cábala o los chacras del hinduismo. Sigue leyendo