De Europa a Chile: editan versión completa de Juan Buscamares

 
Hay tres eventos que marcaron el imaginario infantil del dibujante nacional Félix Vega (1971) y que, luego, moldearon el mundo en que se desarrolla su novela gráfica Juan Buscamares.
A los cinco años y de la mano de su abuela abandonó perturbado la sala de cine donde proyectaban el musical El principito. De ese momento conservó la imagen de un esqueleto de pez en medio del desierto. Este recuerdo borroso se volvió nítido cinco años después, cuando visitó el Museo Nacional de Historia Natural y vio de cerca el esqueleto de ballena y el cuerpo del niño del cerro El Plomo.
Con esas impresiones en la memoria, Vega dibujó el encuentro de un hombre con el esqueleto de una ballena en un desierto de arena craquelada. Después vino el nombre del protagonista, los personajes secundarios y, con todos esos elementos, armó un universo apocalíptico y onírico.
Esa imagen que plasmó en 1993 es hoy la portada de la nueva edición para Chile de Juan Buscamares (Planeta Cómic). El libro recoge por primera vez en el país los cuatro tomos de la saga publicados entre 1996 y 2003 en Francia, Italia y España. El volumen viene a saldar una deuda con el cómic local: solo el primer capítulo, El agua (1996), circuló en Chile en una versión en blanco y negro.Un mundo sin océanos
Similar al futuro que se presenta en la cinta australiana Mad Max, el mundo de Juan Buscamares es uno en el que los océanos se secaron y la humanidad, dividida entre soldados violentos, fanáticos religiosos y ladrones pistoleros, intenta conseguir agua a como dé lugar. Juan, el protagonista, vaga sobre la aridez de la Tierra hasta que se cruza con Aleluya, una mujer que vende su cuerpo para conseguir agua. Su viaje comienza y deberá enfrentar sus alucinaciones, la maldad y locura que se apodera de las personas, y cargar con el peso de ser señalado como el salvador que guiará a la humanidad hasta el mar. Mientras, descubre en sí mismo un poder que se remonta a los tiempos del Imperio inca.
“Es un cómic absolutamente sincrético de mis obsesiones de niño”, dice Félix Vega, quien después de vivir más de una década en España, volvió en 2009. “Esta es una obra muy personal, a pesar que no habla de mí. Viene desde los cinco años y esta es una edición definitiva; si el día de mañana me muero, quedará Juan Buscamares para la posteridad”, agrega sobre la renovada edición que cuenta con nuevo prólogo y epílogo, además de material extra como bocetos originales.
Durante un año, Vega escaneó, digitalizó y retocó diálogos, colores y líneas de los cuatro tomos, más nuevas páginas que dibujó este año. El autor explica que tanto los colores como los paisajes donde se desarrolla la historia cobran protagonismo al momento de entender la novela gráfica como un todo. “Cada uno de los libros ( El agua, El aire, La tierra y El fuego) tiene un coloreado diferente que provoca sensaciones asociadas al elemento ausente en cada capítulo; las tormentas, el mar y el cielo son personajes dentro de la historia y están ligados al protagonista”, explica.