El relato y las fotos más atómicas de un trip alucinante protagonizado por uno de los surfer emblemáticos de la escena que nos gusta.
Texto: JC Lombardi.– Este viaje no fue muy planeado, más bien repentino. La idea era buscar el fin de la temporada septiembre-octubre para surfear con menos crowd. En un par de semanas me motivé con un amigo y nos fuimos a las Mentawaii, para luego recorrer muchos otros spots, además de Bali.
Para nuestra fortuna, el objetivo se cumplió plenamente. Tuvimos muchas horas de surfing en el cuerpo, que era lo que buscábamos. Y además, surfeamos con menos gente de lo que hay en temporada normal…
Puedo decir que Mentawaii fue lo mejor que corrimos. Después de unos días de mar chico, entraron dos swells buenazos, que nos pagaron el viaje de sobra.
El último día fue increíble, ya que nos tocó “Lances Left” y “Lances Rigth” el mismo día. Surfeamos 8 horas en ese día épico.
Otros spots que nos tocaron entretenidos fueron “Macarronis”, “Thinders”, “Greenbush” y un sunset en Bali en “Padang Padang”, también alucinante.
La sesión que más disfruté fue “Greenbush”, sin duda una de las mejores del viaje. Una ola que no puedes olvidar, y lo único que piensas es en ir a buscarla otra vez. Su arrecife es mágico, con una ola muy rápida y difícil, pero el tubo es abierto y perfecto. Tiene un parecido a “La Intendencia”, de Iquique, pero más larga y más dropeable.
Tengo en la memoria varias olas en “Lances Rigth”, pero la mejor fue en “Greenbush”. Me quedó plasmada en la retina. Cuando dropeaba pensaba que se me iba cerrar la ola, y mis amigos del bote también pensaron que no la podría hacer. Iba muy profundo, pero el tubo era tan abierto y perfecto que se abrió grande, y después de una larga secuencia, logré salir. Con eso me fui derechito al bote a tomar una “Bintang”… Creo fue el día más feliz del viaje.
Ya en Chile, como siempre después de un viaje de surf en aguas tibias, es un poco traumante ponerte el traje y meterte al agua fría. Pero luego te das cuenta que en Chile tienes las olas que quieras, sesiones de olas perfectas y puedes estar solo en el agua con tus amigos. Eso no tiene precio. Por eso, al final, no cambio Chile por nada jejeje…