Adiós Juegos Olímpicos: la dura lesión de la gran promesa del ski chileno

Matilde Schwencke, número uno del país, se enfoca en su recuperación tras dislocarse el fémur derecho.

La esquiadora alpina Matilde Schwencke venía realizando una temporada descollante. El pasado fin de semana, la número uno de Chile se colgó tres medallas en el FIS Race de Reiteralm, Austria, y ya estaba clasificada a los Juegos Olímpicos de Invierno de China de febrero próximo. Un año atrás, todo esto parecía muy difícil de conseguir. Se dislocó el fémur de la pierna derecha, una lesión rara en el esquí y que, según sus propias palabras, la hizo tocar fondo por primera vez.

Luego de superar ese tortuoso proceso, la joven de 18 años volvió a esquiar en julio de este año. Pero acaba de sufrir una nueva lesión. Ocurrió esta semana en una carrera de descenso en las montañas de Santa Caterina, Italia. No podrá competir en las Olimpiadas. Se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla derecha. Está esperando volver a Chile y que la rodilla se desinflame para poder operarse. «Yo creo que en un primer momento sentí pena y miedo. Por mí y por mi entorno. No es un trabajo que hago solo yo. Hay mucha gente que suma a mi proyecto. Me dio mucha pena. Venía con resultados muy buenos de unas competencias en Austria, venía muy motivada, con buenas sensaciones, muy confiada con mi esquí. En la primera carrera me había ido muy bien. Había tenido un error muy tonto, sabía que el primer lugar lo iba a tener sí o sí, estaba dejando el corazón en la pista», le dijo a deportista a Emol.

Para los Olímpicos de China, Matilde Scwencke había clasificado a cinco especialidades: slalom, descenso, gigante, supergigante y combinada. Los JJ.OO. eran el objetivo trazado por ella misma desde que comenzó en el esquí. La deportista trata de no perder el foco y no seguir amargándose. Recuerda una frase del mundo del esquí: «O podio o camilla». Le tocó camilla. «Mentalmente es un bajón gigante. Una se prepara todo el año, especialmente cuando hay eventos de esta magnitud. Es una pena no poder ir. Está muy fuera de control lo que me pasó. Solo me queda mantener una cabeza positiva y enfocarme en la rehabilitación. Accidentes así pasan, es muy normal en estos deportes de alto riesgo. Es una pena saber que estás haciendo las cosas bien y se te va el sueño de las manos de un segundo a otro, pero todavía soy joven y me queda mucho tiempo», afirma.